Te voy a contar un secreto sobre el running...no es algo sexy o majestuoso como lo pintan, más bien es un lugar solitario, que en mi caso inició como un medio de escape y donde a veces terminaba en un hoyo negro.

El running, como cualquier otra cosa genera adicción y en ese afán de mejorar tiempos, correr la milla extra, se pierde el foco y se viola la delgada línea; entre amateur y pro.

Así que terminamos con ampollas, llagas, cicatrices, periostitis, dolor plantar o algún tipo de dolor en el cuerpo.

Lo cual no es sano, porque no vives de eso, claro está.

Para mí correr significó muchas veces, callar el ruido interno que era mayor, con la sensación de dolor, agite, sudor y desgaste.

Es decir, era como un lugar de escapatoria.

¡Es que la vida tiene sus cosas!

La vida es una montaña rusa, llena de desafíos, en el sentido de que siempre estamos lidiando con cosas, traumas, el pasado, el futuro, como seres humanos en constante evolución.

Entonces recuerdo que desde niña fui bien tímida, poco social y encontré refugios como la lectura, la escritura, el deporte para desahogarme...

Habitar el mundo desde ahí, era muy encantador.

En ese proceso me conocí y conocí diferentes maneras de interactuar en la vida, que hicieron el viaje de mi infancia más llevadero hasta el sol de hoy.

Ya cuando decides encarar tus miedos y no escapar de ellos, el running es un lugar mágico y de libertad.

Por su puesto prefieres esa otra cara del running, llena de posibilidad.

Y así es hasta el día de hoy.

No siempre tienes la actitud, sin embargo, cuando sí; que es la mayoría de las veces, significa aquietar el ruido mental para conectarme con mi frecuencia y sintonizarme con mi alma.

Significa observar mis pensamientos y no identificarme con ellos.

Es como una práctica meditativa que me empodera – energía & gratitud-y me pone en presencia total.

¡Por eso me encanta y no es negociable por nada ni nadie!

“A veces es difícil y desordenado entrar, pero luego es maravilloso, refrescante, delicioso”

Puedo afirmar que correr es más que un deporte físico, porque involucras tus sentidos y todo se siente elevado por la adrenalina y la estimulación de una carrera: 5k, 10 k, 21 k...

¡Especialmente una maratón! Porque ahí todo lo sientes al triple de intensidad.

Correr es un deporte sensorial porque resulta que el dolor y las molestias pueden ser silenciadas por los sonidos, los olores, el tacto, el paisaje y por todos los pensamientos agradables que llevas contigo.

¡Son combustible para entrar en un estado de flow!

Un día miras hacia atrás y todo ha cambiado

Un día alguien te invita y decides empezar a correr.

Empiezas con alguna idea; poder jugar con tu hijo, por salud, por crear un nuevo estilo de vida o para escapar de algo o algún lugar.

Corres y corres como Forest y con el pasar de los días, las semanas, los meses o los años el paisaje cambia, de un lugar de tortura a un lugar de paz.

Un día 5 km parecen largos, luego cortos y luego no hay marcha atrás.

¡Bienvenido!

“No solo es correr, es lo que sientes, es lo que piensas, es lo que sanas, es lo que conoces, es lo que comprendes, es lo que te disciplinas. Es lo que descubres de ti, mientras corres.”

Un día no solo te descubres, sino que empiezas a crearte a ti mismo, entonces te das cuenta de que no solo tienes músculos visibles, sino invisibles –mente & corazón- que debes fortaleces a la par, para ir por más calidad en tus carreras; más calma, aguante y nuevos niveles de consciencia.

Un día dejas de querer llegar a la meta, sueltas y agradeces por quién eres, con lo que naciste y lo que no, agradeces por lo que hay aquí y ahora contigo.

Un día te das cuenta de que no te enamoraste del running, te enamoraste de la persona en la que te convertiste corriendo.

Let,s do ti RQ!